sábado

Vestido de verde


Mi corazón agonizando,
rendido al silencio,
herido en el barro,
cubierto de escarcha.
 
Pero al vestirse de verde,
Tú la cogiste entre tus manos,
y apartaste el polvo,
sanando mis heridas con tus labios.
 
Mataste el frío
con un abrazo,
me construiste las alas,
con caricias y versos,
 
y me entregaste el trono,
de las madrugadas,
con la magia de un beso.
 
Me diste mil luces,
entre la arena y el agua,
cuando dos cisnes blancos,
surcaron la música
de la noche estrellada.
 
Y soñé en tu pecho,
perfumes que bailan,
dormí en tus brazos
e1 tiempo perdido...
y volé.

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