viernes

Mi antorcha griega

Creo en los momentos cumbres,
en los segundos que cambian vidas,
en los instantes extremos.
 
He cogido uno entre mis labios
y me ha invadido.
Después de una vida aprendiendo a volar,
he roto mis alas.
 
Y recuerdo amar la brisa y besar el vértigo,
soñar con llegar al Sol
y palpitar con el viento.
 
Demasiadas caídas...
 
El terror me miró alas ojos
y secuestró mi sueño.
 
Ahora maldigo al aire y detesto el vuelo,
odio la brisa y reniego del viento.
 
Entonces cae la noche,
y la Luna grita mi nombre
para llamarme a la altura junto a ella.
 
No puedo alcanzarla,
y ya no quiero intentarlo.
 
Hay no hay luz, ni sueño, ni tierra,
solo un vació que en silencio clama,
que me esconda entre las brumas,
para ser sólo una lágrima.
 
Y cuando y anada existe,
Y no queda otro mañana,
Cuando creo morirme,
Y caigo desesperada,
Mi antorcha griega me alumbra el alma,
Empujándome al cielo,
Para volar sin alas.
 
Ella es el hilo que me separa del abismo...
 
Sin su fuerza, sin su vigor,
No hay regreso ni hay camino,
Porque de tanto usarlo,
Se me gastó el valor,
Para seguir intentándolo.

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